Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

sábado, 14 de enero de 2017

Oriente y Norte

ORIENTE Y NORTE


Como ocurría cada año, los Reyes Magos; Melchor, Gaspar y Baltasar; se encontraban dando un repaso a las cartas de los niños.

Faltaban solo un par de días para el 6 de enero y ya casi las tenían todas.

Sin embargo, se estaban encontrando con un pequeño problema…

-Otro niño que le da igual lo que le llevemos porque lo que quería ya se lo ha llevado Papa Noel-indicó Gaspar enfadado colocando la carta que había estado leyendo en un montón.

-Hemos encontrado ya 268 cartas así-dijo Melchor un poco triste.

- ¿Y qué hacemos? No podemos dejar a ningún niño atrás, pero tampoco está bien que tengan tantas cosas-continuó Baltasar.

-Los niños se están volviendo avariciosos en estas fiestas.

-Creo, amigos míos, que lo más sensato es convocar una reunión con Papa Noel. Estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo para que todos los niños tengan regalos, pero no más de la cuenta-indicó Melchor seriamente.

Gaspar y Baltasar se miraron dudosos. Nunca habían estado con el hombre de rojo. Para empezar, vivían muy lejos. Mientras que ellos estaban en el cálido oriente, Papa Noel vivía nada más y nada menos que en el propio Polo Norte.

Además, casi se podía decir que rivalizaban un poco. Y para colmo, el hombre tenía tantos
nombres que ni siquiera estaban seguros de cómo llamarlo.

-Muy bien, Melchor. Si crees que es lo correcto lo haremos-aceptó Baltasar.

-Pero, ¿cómo nos pondremos en contacto con él?
-preguntó Gaspar.

-Por carta por supuesto-contestó divertido Melchor-Y antes de que preguntéis la dirigiré a nombre de Nicolás Claus.


Y así lo hicieron. Cuando pasó esa noche tan especial del 6 de enero, los tres Reyes Magos escribieron a Papa Noel para concertar una reunión. Decidieron que lo mejor era ofrecerse a hacer el viaje hasta el Polo Norte, pero esperaron la respuesta antes de emprender la marcha.

La carta les llegó con mucho retraso. Casi en verano. Y el señor Claus los invitaba a ir cuando ellos quisiesen.

Así pues, empezaron el viaje al Norte.

A pesar de estar en pleno verano, los Reyes Magos llegaron a la casa de Papa Noel con mucho frio. Pero rápidamente un grupo de los duendecillos le sirvieron chocolate caliente y un asiento junto a la chimenea.

- ¡Oh, oh, oh! Bienvenidos a mi humilde casa-llegó Nicolás Claus con una fuerte voz.

Resultó que el señor Claus era un poco más alto que Baltasar, el más alto de los tres. Pero era muchísimo más gordo que cualquier persona que habían conocido. Tenía una espesa barba blanca, pero, al contrario que la de Melchor, totalmente lisa.

-Señor Claus-comenzó Gaspar poniéndose en pie y ofreciéndole la mano para estrechársela-Mi nombre es Gaspar. Y ellos son mis buenos amigos Melchor y Baltasar.

-Claro-exclamó este-Se quiénes son. Los famosos Reyes Magos. Ustedes son mi inspiración.

-Nos sentimos alagados por sus palabras, señor Claus. Pero como le indicamos en la carta venimos por un asunto que no puede esperar más-indicó Melchor.

-Sin duda, estoy de acuerdo con ustedes. Pasemos a mi despacho y sentémonos. Allí estaremos más cómodos.

Caminaron a una habitación contigua en la que también tenían una chimenea. Una mujer, presumiblemente la señora Claus llegó a traerles más chocolate caliente y tras dedicarles una sonrisa Salió del despacho.

Una vez que estuvieron los cuatro sentados, comenzaron a hablar.

-Bueno amigos. Leí con gran atención su carta y me entristeció lo que ocurre. Mi intención
solo es hacer feliz a los niños-comenzó Papa Noel.

-Lo entendemos señor Claus. También nosotros queremos eso. Pero sin olvidar la razón por la que lo hacemos-indicó Baltasar.

-Todos los niños reciben algún regalo. Si se portan bien serán muy buenos, si se portan mal, será algo que quizá sirva para que mejoren su comportamiento.

-Pero a pesar de que se porten muy bien y se merezcan todo lo que piden, tienen que saber compartirlo y sobre todo no pedir más regalos de los necesarios. Los niños también tienen que aprender a razonar y entender que a veces no pueden tenerlo todo-explicó Gaspar.

-Entiendo todo eso. Y puede que en los últimos años haya estado excediéndome dándole a todos los niños regalos sin prestar demasiada atención a su comportamiento. Les pido disculpa si les ha causado algún problema-aceptó Santa Claus-Pero, ¿no debo entonces regalar muchas cosas a los niños que se hayan portado bien?

-Puede dejarles regalos, por supuesto. Solo le pedimos que no se exceda en su número. Un niño de 7 años no necesita 12 regalos por su parte. Y menos aún si después nosotros debemos dejarle algunos más-dijo Melchor.

-No tendría tiempo para dedicarle a todos.

-De hecho, suele ocurrir que escogen uno o dos de los regalos y el resto apenas los miran en el resto del año-terminó Baltazar un poco apenado.

Continuaron así durante dos horas más. Finalmente decidieron que Papa Noel les enviaría una lista de los niños que mejor se habían portado para que los Reyes le recomendaran que podía regalarles de las largas cartas que le llegaban.


Después de todo los tres Reyes Magos llevaban llevando ilusión a los niños más de 2000 años, mientras que Papa Noel apenas había empezado a dar regalos hace 150.


FIN


Natalia Romero León

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