Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

lunes, 23 de enero de 2012

reyes 2012



  Y por fin 5 de enero, el día más entrañable del año, que siempre parece muy lejano, y que te invita a recordar.



 Recuerdo que mi hermana y yo comíamos ese día muy rápido para ir a la cabalgata sin llegar tarde y podernos poner en primera fila. Cogíamos todos los caramelos que podíamos cargar y diez veces más si era necesario aunque siempre nos ganaba cogiendo caramelos mi abuela Magdalena.
 Después estábamos un ratito con mis primos preguntándonos unos a otros lo que le habíamos pedido en la carta a los reyes magos y si nos lo traería o no.
"- a mi si que he sido buena, pero a ti te traerán carbón".
 Luego para casa a cenar tempranito y acostarse prontito.


  
  

-Si antes os acostáis, antes vienen los reyes.
  nos repetían.



Dejábamos los zapatos nuevos debajo del árbol , un cacharro con agua para los camellos y las copitas de aguardiente para sus majestades.
  Ya sin perder mas tiempo nos íbamos a la cama. Vueltas y vueltas hasta que el sueño nos vencía.








Entonces, como si no hubiese pasado más de un segundo, nos llovían caramelos.








Nos despertábamos con los ojos de par en par y allí estaban ellos, mirándonos con cara de bondad “poneros las zapatillas y seguirnos” nos decían, era el único día del año que nos poníamos las zapatillas y no andábamos descalzas.

 Seguíamos a los reyes magos al salón y all estaban todos nuestros regalos







 y casi siempre un poquito de carbón.




-Tenéis que estudiar un poquito más-decía Melchor.
-Hacerle caso a mama y a papa-continuaba Gaspar.
-Y no os peleéis-terminaba Baltasar, que era el que más susto daba, pero al final era el más divertido.


Después les daban los regalos a 
nuestros padres e intentaban hacer funcionar lo que nos habían traído, antes de ir a despertar a otros niños.





Ahora a mis 22 años sigo cogiendo todos los caramelos que puedo, intentó a costarme temprano y tras dar 2000 vueltas me duermo, para que como cada año  mi cama y la de mis hermanos. se inunde de caramelos, y nos levantemos, poniéndonos las zapatillas una vez al año, y dirigirnos al salón con la misma ilusión de siempre para abrir nuestros regalos.