Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

sábado, 14 de enero de 2017

Hermanos

HERMANOS

Raquel y Raúl eran dos hermanos de 9 y 8 años que tenían desesperados a sus padres.

Discutían por todo.

Por el canal de dibujos. Por la taza que querían a la hora de comer. Por lo que querían de merendar. A la hora de la ducha. A la hora de ayudar en casa. A la hora de los deberes. A la hora de acostarse…

Si Raúl un día quería ir en vaqueros al colegio a Raquel le parecía mal porque ella había elegido lo mismo y su hermano se convertía en un copión. Si Raquel quería ir a jugar al parque que siempre iban, ese día Raúl no quería salir a jugar.

Sus padres se pasaban todo el día intentando mediar entre ambos hermanos. A veces tenían que castigarlos a los dos, pero entonces automáticamente ellos también eran malos y todo era culpa del otro hermano.

Lo extraño es que no siempre había sido así. Cuando ambos eran pequeños no podían pasar un segundo el uno sin el otro.


Últimamente no servía ni siquiera el recordarles que los Reyes Magos se acercaban y que si seguían discutiendo no les traerían nada de lo que pidiesen.

-Eso no vale, mamá. Yo siempre me porto bien. Es él-decía Raquel.

-Ofú mamá. Es ella que no me deja nunca-decía Raúl.

Así que, sin ningún cambió en la relación entre los hermanos, la noche de Reyes ambos recibieron una visita en sus sueños.



Raquel estaba soñando que bailaba en un campo de flores cuando se aparecieron ante ellas los tres Reyes Magos.

-Hola Raquel-la saludó Baltasar.

-¡Los Reyes Magos!-exclamó sorprendida-¿Qué hacéis en mis sueños?

-Venimos a preguntarte por qué peleas tanto con tu hermano Raúl-indicó Gaspar.

-Porque él nunca se porta bien conmigo. Siempre me está chinchando-dijo ella enfurruñada y cruzada de brazos.

-Eso no es verdad-comentó Melchor- ¿No recuerdas las veces que tu hermano te ha defendido en el colegio? ¿O las veces que te deja ver esa película de princesas que tanto te gusta?

- ¿Y recuerdas todo el tiempo que estuvo ahorrando su paga para regalarte por tu cumpleaños ese peluche que tanto te gusta? -continuó Baltasar.

-El señor orejas-susurró la niña un poco apenada.

-Es normal que a veces discutáis. Pero deberías intentar de vez en cuando llevarte bien con él.

-Pero a veces es muy pesado.

-Bueno. Pero, como buenos hermanos, tenéis que aprender a perdonaros. 

-¿Intentarás llevarte bien con tu hermano? Además, nosotros sabemos que tú lo quieres mucho.

-Sí, está bien.

Entonces los Reyes desaparecieron del sueño de Raquel dejándola sola de nuevo bailando en un campo de flores.


Raúl también estaba soñando cuando aparecieron los Reyes Magos delante de él.
Estaba tan tranquilo comiéndose un helado gigante de chocolate cuando de repente allí estaban los tres.

-¡Guau! ¡Los Reyes Magos en mi sueño! ¡Qué suerte tengo!

-Buenas noches a ti también, Raúl.

-¿Sabes por qué hemos venido?-preguntó Gaspar.

-¿A traerme los regalos? Pero ¿también hay regalos en los sueños? -Raúl se sentía un poco confundido.

-Más o menos es un regalo sí. Venimos a pedirte que trates de llevarte mejor con Raquel.

-Pero yo no hago nada malo. Es ella-comenzó él.

-Raúl, escúchanos. Tu hermana hace muchas cosas buenas por ti.

-Aprendió a hacer tu postre favorito. Y también te ayuda con los deberes cuando algo no lo entiendes.

-Las discusiones que tenéis en realidad son por cosas pequeñas que no tienen importancia. Piénsalo. ¿Qué más da quien se duche primero? Tenéis que hacerlo los dos-comentó Melchor con un ejemplo.

-Ya lo sé. Pero a veces también quiero que me deje tranquilo.

-Recuerda que tu hermana hace muchas cosas porque te quiere. Igual que tú también la quieres a ella, ¿verdad?

-Claro, es mi hermana.

-Entonces, ¿intentaras discutir menos con ella?

Raúl se quedó pensativo unos segundos, pero al final asintió con la cabeza. Los Reyes Magos entonces le sonrieron y desaparecieron de su sueño.


A la mañana siguiente cuando despertaron y se dirigieron al salón encontraron muchísimos
regalos. Algunos para Raquel, otros para Raúl. Pero muchos para compartir.

Entre ellos una gran tarta de gominolas. A la que los dos hermanos se acercaron.

-Si quieres puedes quedarte con las esponjitas. A ti te gustan más-comenzó Raquel.

-Gracias. Tu quédate con las fresitas. Son tus favoritas.

Con esto, ambos hermanos se abrazaron y comenzaron a tener una mejor relación.

FIN


Natalia Romero León


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