Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

jueves, 9 de enero de 2025

Fotos Reyes 2025

 


































































El ajetreado, agitado, largo y enormemente feliz y hermoso 5 de enero.

 

El ajetreado, agitado, largo y enormemente feliz y hermoso 

de enero.

                                               

Érase una mañana en apariencia normal, pero empezó diferente a las demás. Mamá se levantó la primera ese día y eso estando de vacaciones.


Ella no solía ser la primera en levantarse. Siempre solía ser papá. Pero esa noche mamá había dormido de forma intranquila. Como si algo importante pasase ese día. Pero no podía recordar que era exactamente lo que iba a pasar.

Con toda la tranquilidad que podía obligarse a tener, fue a la cocina y empezó a preparar el desayuno para su marido y sus hijas.

En eso estaba, cuando apareció la mayor de las niñas. Con una carrera se abrazó a la cintura de la madre, dando pequeños saltitos, signos de felicidad y nervios.

-¡Hoy es la cabalgata! Y esta noche, ¡vienen los Reyes Magos!-gritó la niña con una gran sonrisa y sin dejar de dar saltitos. Después se fue corriendo de la cocina, con toda seguridad para ir a despertar a su hermana pequeña.

Entonces mamá se acordó. ¡Estaban a 5 de enero!

En ese momento, papá entró en la cocina con una sonrisa mirando a su mujer.

-Casi me dejan caer antes de llegar aquí-rió él.

-¡Hoy es 5 de enero!-le dijo mamá con sorpresa-No me acordaba cuando me he levantado. Hay que preparar muchas cosas para ir a la cabalgata.

-Tranquila. Es temprano. Y lo que tenemos que hacer no es tan difícil, ni lleva tanto tiempo-le dijo papá mientras la abrazaba para calmarla.

Ese abrazo la ayudó a tranquilizarse de verdad. Él siempre conseguía calmarla y hacerla sentir mejor en los días de más ajetreo. Y por supuesto el 5 de enero era uno de los que más jaleos tenían.

-¿Mejor? ¿Más tranquila?-papá preguntaba esto mientras la miraba a los ojos. A mamá se le dibujo una sonrisa y asintió con la cabeza-Bien. Pues vamos a prepararnos un cafecito y unas tostadas, y la leche y galletas para las dos loquitas.

Ambos se pusieron manos a la obra. En poco tiempo tuvieron todo preparado y fueron a la mesa a colocar las cosas. Allí encontraron a sus dos niñas sentadas y coloreando unas cartas que iban destinadas a los Reyes Magos.

-¡A desayunar petarditas!-les dijo con alegría papá, mientras les ponía sus vasos delante.

Así empezaron a desayunar con tranquilidad.

-Mamá, ¿crees que nos dará tiempo de todo? De ir a la cabalgata y de ir al Cartero Real luego-preguntó la mayor de las niñas.

-Bueno. Sin duda vamos a ir un poco ajetreados, pero si vosotras os portáis muy bien y nos ayudáis, seguro que todo ira bien. Y esta noche estaremos en casa pronto. Hoy hay que acostarse muy temprano.

-“Yo niña bena”-comentó la pequeña de las hermanas. Una niña de dos años que aun no terminaba de pronunciar bien las palabras.

Así empezó la primera parte del día. Preparar todo lo necesario para poder irse temprano a ver la cabalgata.

Primero avisar a los abuelos y a los titos que ya estaban despiertos, y que iban a empezar a hacer todas las cosas. Hablar con ellos lo justo para saber donde y a que hora quedaban, y colgar el teléfono para la segunda tarea.

Después preparar los bocadillos personalizados de tortilla. Uno solo con tortilla, otro con tortilla y unas rodajas de tomate, otro con tortilla y queso y otro con tortilla, jamón y tomate. Junto con esto preparar una bolsa con las bebidas y las cosas de la merienda de las niñas.

Tercera tarea vestirse. Una tarea que a veces parece sencilla, pero que con dos niñas pequeñas a veces es una odisea.

La mayor de siete años con un estilo que a veces cambia de un momento a otro. Ahora su color favorito es el rosa, pero en diez minutos puede ser el verde agua. Y la correa de su reloj tiene que ir a juego con su ropa. Los vestidos y faldas son siempre la opción preferida, pero los leotardos que vaya a ponerse tienen que ser los que vayan con ese vestido en concreto. Para ella no todos los blancos son iguales, y no acepta un cambio. Por otra parte, peinarla ya resulta una tarea más fácil ya que se deja manejar.

La menor de dos es más difícil. Da igual la ropa que se le escoja, no le va a gustar ninguna. No le gusta desvestirse, ni tampoco vestirse. Cualquier prenda de ropa que entre por la cabeza le provoca un berrinche y, aunque no sabe, los pantalones intenta ponérselos ella sola. Peinarla es algo más fácil, no deja de mover la cabeza, pero no protesta y, finalmente, está preparada para salir

Tras vestir a las niñas, papá y mamá hacen lo propio y con toda la rapidez que pueden se visten y peinan.

-¿Cuánto nos queda para tener que salir de casa?-pregunta mamá.

-Los demás tienen que estar a punto de llegar. Pero nos da tiempo de organizar algo la casa antes-le dice papá mirándola con una sonrisa. Sabe que ella esta preocupada por dejar las sábanas de las camas bien puestas.

Ella sonríe mirándolo. Le encanta lo bien que la conoce.

Juntos se ponen manos a la obra. Dejan las camas bien ordenadas justo antes de que lleguen todos.

-¡Han llegado los abuelos!-grita de fondo la mayor de las hermanas.

Los padres salen con orgullo de las habitaciones. Pensando que está toda la casa bien organizada, pero al llegar al salón descubren porque las niñas no han dado nada de ruido en ese ratito.

Hay juguetes por todos lados. Bloques de construcción y zapatos de muñecas por todas partes.

La satisfacción que habían sentido se va un poco, pero, en fin, son dos niñas. Tener la casa completamente recogida es misión imposible.

Les ponen los abrigos y se disponen todos juntos a salir.

Llegan a la zona donde saldrá la cabalgata y se sientan tranquilos en un parquecillo. Se disponen a comerse los bocadillos. Están calmados ese ratito. Sentados al sol, comiendo bocadillos, y dándoles a los gorriones y a las palomas trocitos de pan.

Entonces vuelve el estrés. Se ponen a esperar a las carrozas de la cabalgata. De pie y con niñas pequeñas que no entienden de paciencia. Mirando y mirando al fondo de la calle esperando ver venir a los primeros coches, que anuncian la llegada de los Reyes Magos.

-Este año hay muchas carrozas nuevas-dice papá a las niñas.

-Hay una sobre los tebeos que a mamá les gustaban de niña-les dice también el abuelo.

-A mí la que más me gusta es la de La Estrella. Como es la primera es la que más ilusión me da-dice la tita.

-Además el vestido de La Estrella es el más bonito-está de acuerdo la abuela.

Y así varios comentarios para distraerlas sin quitarles la ilusión de lo que se acerca.

Cuando por fin empieza a pasar, una lluvia de caramelos y risas inunda las calles.

“Mira Peter Pan”, “Melchor, Melchor, Melchor”, “Es Merlin”, “Ohh, la Bella Durmiente”, “¡El Rey Gaspar!”, “Cenicienta”, “Dinosaurios GROAR”, “Mira es la momia”, “Papá, mamá, es Baltasar”

-¿Has visto a los Reyes, nena?-le dicen los abuelos a las niñas.

-¡Sii! ¡Mira, pachú! ¡Chuche!-la pequeña lo dice con la alegría de la primera vez. Ya que no recuerda años anteriores.

-Yo he conseguido todos estos caramelos-dice la mayor levantando una enorme bolsa llena.

-¡Que bien! ¡Has conseguido muchos!

Tras esto el grupo empieza el siguiente camino. Correr para ir a ver al Cartero Real que van siempre.

Paso 1: ir hasta la parada del autobús. Paso 2: montarse en el vehículo. Y paso 3: llegar hasta el club donde uno de los carteros de los Reyes los espera con más caramelos e ilusión.

-Mira tito. Yo les he pedido un puzzle grande de 1000 piezas y la hermana una cocinita-dice la mayor mientras le enseña la carta a su tío.

Mientras, sentados un poco más atrás, mamá y papá se miran con sonrisas y se cogen de la mano.

Llegan al club y se colocan a la cola. El Cartero ya está en el trono que le han preparado. Está acompañado por dos beduinos.  Se encargan de mantener el orden y acercarle al cartero los detalles que da a los niños.

Nuestra familia protagonista se pone a la cola y al entregar la carta, hacen hermosas fotos a las niñas para enseñar a todos sus amigos.

-¿Cómo os habéis portado vosotras?-les pregunta el cartero a las niñas.

-Yo creo que me he portado bien siempre. Pero mi hermana a veces se porta mal. Pero es pequeña y está aprendiendo-dice la mayor de las hermanas con mucha seriedad.

-¡Yo niña bena!-grita la pequeña un poco enfadada.

El cartero les pregunta sobre sus cartas y les dice que tienen que acostarse pronto.

-Eso ayuda a que los Reyes Magos puedas hacer su magia.

-Vale-dicen las dos hermanas.

Tras esto, al fin, llega el regreso a casa.

Allí las niñas recogen los juguetes que dejaron tirados. Así se aseguran que los Reyes Magos no se enfaden con ellas. Después cena, pijama y a la cama.

Una vez acostadas y dormidas, los padres las miran desde la puerta con una sonrisa. Papá abraza a mamá por detrás.

-Es un día agotador, pero a ellas les encanta-dice ella.

-Y eso es lo más importante-dice él dándole un beso en la mejilla.


FIN

Natalia Romero León

Aunque esta historia esta basada en sucesos que he vivido, espero que más de una madre y de un padre se sientan identificados. No hay nada mejor para unos padres, que ver felices a sus hijos.