Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

miércoles, 8 de enero de 2020

Creer en los Reyes Magos


Este año para nuestro cuento contamos con la colaboración de Delia García Toribio. Vecina nuestra y autora de cuentos infantiles. Los Reyes Magos le agradecen profundamente su ayuda para tratar de llevar la magia de esta noche a todas las casas del mundo. Muchísimas Gracias.

Creer en los Reyes Magos




Andrés tenía 7 años. Era moreno, con el pelo negro y rizado. Reía por todo, y su risa contagiaba a todos los que lo conocían.

Jugaba muy bien al balón, todos sus amiguitos querían jugar con él.

Tan travieso era que sus papas lo castigaban mucho, pero más lo querían.

Andrés era un niño muy querido por sus padres a pesar de sus travesuras.

“Andresito no juegues a la pelota dentro de casa”, le decían sus padres, “Vas a romper algo. No seas bruto”

Había un pero. Este niño no creía en los Reyes Magos. ¿Cómo un niños de tan corta edad no creía en la noche más fantástica para los niños? De sus amiguitos no había ningún niño que hubiera perdido la ilusión de la noche más maravillosa para ellos.

¿Qué podían hacer por este pequeño para que creyera en la noche mágica de los Reyes Magos?

Sucedió que llegó la noche más esperada por todos los niños de todo el mundo. La mágica noche de los Reyes Magos. Andrés, después de la cena, como cada noche, se fue a la cama y de momento su sueño era reparador y profundo. Pero a media anoche sus padres lo llamaron.

“Andrés despierta. Despierta están aquí los Reyes Magos. Han venido a verte”.

Andrés, que estaba profundamente dormido, pensó que lo que estaba oyendo era un sueño, y restregándose los ojos soñolientos, fue abriéndolos lentamente. Y de pronto, delante de su cama, allí estaban los Reyes Magos. Con sus ropajes lujosos, sus barbas, sus caras bonachonas y sus regalos.

“¡Oh! Mamá es verdad. Existen los Reyes Magos. Que ilusión. Yo creía que no existían. Pero ahora, mamá,
papá, es bonito creer después de verlos y de abrir los regalos que me han traído. Ya estoy seguro de que existen.” 

Les dio muchos besos a sus padres e intentó de nuevo  conciliar el sueño, pero no lo consiguió hasta altas horas de la madrugada.

Cuando despertó y vio de nuevo tantos regalos, se puso muy contentó y empezó a gritar:

“Creo en los Reyes Magos, creo en los Reyes Magos, creo en los Reyes Magos”


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