Nosotros los de Oriente

Nosotros los de Oriente le dedicamos este blog, a la mayor ilusión de los niños, la de tener a alguien que se preocupe por ellos y los quieran.

Quiero resaltar con la gran ilusión con la que abordan este reto la mayoría de los padres, aunque quedan algunos que enarbolando la violencia por bandera, se empeñan en ser los protagonistas de este, y otros eventos, pensando solo y exclusivamente en ellos.


Melchor nos muestra su castillo

Gaspar con su yeguada

Baltazar con su camello

domingo, 26 de enero de 2014

EL PAJE QUE QUERIA SER COMO UN REY MAGO

EL PAJE QUE QUERÍA SER COMO UN REY MAGO


Durante el año, tanto los Reyes Magos, como sus ayudantes los pajes, observan a todos los niños del mundo para ver como se están portando. Además, cuando se va acercando la fecha clave, los pajes empiezan a organizarse para conseguir la lista de los nuevos juguetes que salen ese año al mercado.

De entre todos esos pajes, nos vamos a centrar en uno en especial. Es muy joven, uno que solo tiene 528 años, y que lleva trabajando con los Reyes Magos, casi 450. Este paje, siempre ha tenido las ganas de acompañar a Melchor, Gaspar y Baltasar la noche del día 5, y durante todo el año ha estado trabajando como el que más para conseguirlo.


 -Seguro que este año voy con ellos. Soy el que más ha trabajado con diferencia-iba diciendo entre sus compañeros.


-No deberías ir presumiendo de esa forma. Si has ganado con honores, lo sabrán y te llamaran para que los ayudes-le replicó uno de los pajes más viejos que llevaba trabajando con los Reyes más de 1900 años.


El joven paje se avergonzó levemente de su forma de actuar, y pidió disculpas a sus compañeros. Ese hecho lo observaron los tres Reyes Magos que en ese momento se acercaban a los pajes.


-Buena actuación, hijo-saludó Gaspar posando su mano en el hombro del paje.



-¿Cuál es tu nombre jovencito?-preguntó Baltasar.



-Me llamo Sam-respondió el joven un poco impresionado.


-¡Sam! ¡Qué nombre tan curioso! Debes ser muy joven para tener un nombre tan moderno-rió Melchor.


-Hemos oído, Sam, que quieres venir con nosotros la noche del 5 de enero-dijo Baltasar.


-Sí, me encantaría. Puedo ayudarles como el más fiel de sus pajes…







-Chico, tranquilo. No sois sirvientes. Sois amigos. No tienes que servirnos. Nos ayudas-explicó tranquilamente Gaspar.







-Pero tienes que saber que esa noche es muy dura. Hace mucho frio, pasamos toda la noche sin dormir, y puesto que viajamos por todo el mundo, es una noche muy larga-dijo Melchor.






-Soy consciente de ello, y les aseguro que puedo conseguirlo.







Los Reyes se miraron entre ellos, debatiendo que hacer. Cierto era que solían llevar a un par de pajes que los ayudaban a transportar los regalos, pero a veces era una noche muy dura incluso para ellos que estaban acostumbrados.





-Mira, Sam, haremos una cosa. Nos acompañaras a recoger las cartas el día cuatro. Te aseguro que también es un día largo y duro. Cuando acabemos, tú mismo decidirás si estás preparado para la noche, ¿de acuerdo?-expuso Melchor.





Y así lo hicieron. Durante todo el día 4 de enero, viajaron por el mundo recogiendo las cartas de los niños. El paje los ayudaba acercándoles los pequeños obsequios para los niños. También se aseguraba de que no faltase nada para ellos, y sobretodo ordenaba las cartas.





Cuando por fin el día terminó, el pobre paje cayó derrotado en su cama y no se despertó hasta bien avanzado el día 5. 






Melchor, Gaspar y Baltasar ya estaban terminando los últimos preparativos para esa noche con la ayuda de otros pajes jóvenes cuando vieron acercarse a Sam.






-Sam, desde luego debemos felicitarte por tu actuación de ayer-dijo Baltasar.







-Por supuesto. Nos ayudaste muchísimo, y estaremos contentos si te unes a nosotros esta noche-comentó Gaspar.




-Muchas gracias-contestó el joven paje-Pero creo que aún no estoy preparado. Solo fuimos a unos pocos lugares, pues la mayoría de cartas las recogen los visires, y aún así hubo momentos en los que no me vi bastante preparado. Seguiré trabajando, y puede que en unos 50 o 60 años pueda estarlo más.




-Muy buen discurso hijo. Estamos seguros de que serás un gran paje y que podrás ayudarnos perfectamente-dijo Melchor.








-Ve a descansar, te lo mereces-continuó Gaspar.






-Ayudaré a mis compañeros para que puedan partir sin problemas, y entonces descansaré. No podré acompañarles, pero me aseguraré desde aquí que no les falte nada.





Y así todos se pusieron a trabajar como locos para que todo saliese perfecto esa noche. 






Y estoy segurísima de que todo salió perfecto, después de todo a mi me regalaron justo lo que yo quería.  







       
         Natalia Romero

No hay comentarios:

Publicar un comentario